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“Renunciar a nuestra libertad es renunciar a nuestra calidad de hombres, y con esto a todos los deberes de la humanidad.”- Rousseau
He tratado durante los últimos días construir una idea clara sobre la libertad, no como un término obsoleto sino como un valor absoluto, mi búsqueda no ha sido del todo exitosa pero si me ha transportado a una dura reflexión sobre muchas de mis condiciones, tanto las impuestas como las naturales.
Adentrándome en mis patrones individuales, como un hilo conductor de una pequeña parte del comportamiento social de la comunidad que de algún u otro modo es mi área de convivencia e influencia, he encontrado similitudes lógicas, otras no tanto. También encontré ciertas inquietudes conectadas directamente lo cual me asombra y emociona.
No quiero entrar en profundidad en las coincidencias encontradas pero si me gustaría cristalizar mi idea sobre una base clara: existe una inconformidad importante en la población específicamente en la manera en que funciona este sistema, no estoy hablando estrictamente en un sentido político, es algo mucho más grande y complejo. Me refiero a los resultados del todo, como una imposición directa e indirecta, consciente y la mayor parte del tiempo inconsciente.
“Ignorance is a bliss” dicen por ahí, yo culpo al existencialismo por sacarme abruptamente de ese hermetismo flotante, por otro lado lo agradezco, vivir en la ignorancia es vivir la libertad en forma ficticia no como un valor si no como un abandono de la realidad.
El estado “El nuevo ídolo” como bien dijo Nietzsche se ha convertido en el gran proveedor, no de alimento, hogar, seguridad, infraestructura ¡No! Eso lo hacen sus lacayos, los nómadas del control, fanáticos útiles de las estructuras de “poder” sectorizadas en pequeños tronos.
El día de hoy el estado es un proveedor de realidades, nosotros automáticamente las aceptamos y más grave aún nos dedicamos sistemáticamente a reproducirlas, de eso hablo cuando me refiero a “imposición”, al banquete de realidades ofrecido por el estado y el papel de complicidad que jugamos como individuos para no enfrentar la verdad como pueblo.
El panorama para el 2012 es esquizofrénico, la alarma no está en la situación en sí, está en la posibilidad de que continúe siendo socialmente digerible, el sistema esta afinando los últimos detalles para el espectáculo de simulación que será la elección presidencial.
La sociedad consciente tiene innumerables dudas sobre como hemos llegado a este punto, creo que la pregunta más importante se resume en una sola, que debe ser planteada desde una posición de conciencia: ¿Dónde está la democracia?
Esa forma de gobierno basada en la igualdad de derechos, la creación de posibilidades basadas en la adaptación estructural a nuestra realidad y en el cumplimiento de la voluntad general del pueblo.
Esa democracia pura de la que estoy hablando no existe, si en algún momento hubo la posibilidad de que existiera, las mismas instituciones que el 1ero de Julio nos pedirán que ejerzamos responsablemente nuestro derecho de “elegir”, fueron las mismas que se encargaron de destruirla. La contradicción más grande de la historia.
No estoy responsabilizando a las instituciones de esto, aquí el cambio de paradigma es aceptar que los responsables directos e indirectos fue gran parte de las generaciones pasadas; de seguir ese mismo patrón culpablemente la responsabilidad por la catástrofe recaerá directamente sobre nosotros.
El gobierno es una herramienta y es necesaria hasta donde el pueblo decida, está consagrado en la constitución en el artículo 39 “El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”
Así que bajo estas condiciones de simulación política y déficit de representación en los 3 poderes de la unión, la opción es la misma que históricamente ha generado transformaciones de fondo en todos los países que ha sido llevada a acabo: Los ciudadanos podemos y debemos tomar el poder.
La ciudadanía se debe de ejercer y vivir, no soportar. Muchas leyes imponen fricción, que en la acción nos convierten en agentes de la injusticia, mi recomendación es que si en este año ves a una ley que es más una enfermedad que un remedio, incúmplela, nada debe estar por encima nuestra calidad moral y sobre todo de la dignidad.
La representación en México es una broma de mal gusto, que solo tiene la función de legitimar la carencia de sensibilidad y el vacío humano de las instituciones a las que estos actores políticos realmente representan. Es también incongruente ya que la mayoría de los congresistas legislan leyes sobre leyes con el objetivo de incumplirlas teniendo un aval “legal”, un verdadero insulto a la inteligencia colectiva.
Estoy consciente que para la construcción de la democracia que todos queremos, debemos de trabajar de acuerdo a la realidad, no estoy interesado de ninguna manera en promover el voto nulo, que en la suma de sus resultados puede traer incluso efectos contrarios ya que empoderaría más al corporativismo, pero si creo que no debemos trabajar en una agenda reactiva contemplando solamente los asuntos de coyuntura (electorales), le apuesto a la organización y establecimiento de metas a corto, mediano y largo plazo.
La urgencia de un cambio de régimen, figuras de participación directa y una nueva constitución es la agenda que personalmente impulsaré, l@s invito a hacer lo mismo y si no están de acuerdo, discutámoslo, la confrontación de ideas no solo es saludable también es necesaria, solo así trabajaremos para que la democracia sea un fin, no una excusa.
– Juan Pablo EMT
@JuanPabloEMT