¡No le creo ni madres Señora Laura!

¡No le creo ni madres Señora Laura!

Columna de Juan Pablo Espinosa de los Monteros

México un gran país, siempre un derrochador histórico, innovador en cultura y tradiciones, una tierra tan alegre y diferente, la única que dentro de su surrealismo genera realidad para todos sus habitantes.

En partes la vida diaria, se comporta como una adivinanza para nosotros, aunque por otro lado todos la conocemos, disperso en reacciones e ideas, este es nuestro lugar de origen.

Coincidirán conmigo que a pesar de todas las ventajas históricas y naturales que nos han entregado los hechos desarrollados en lo largo y alto del terreno mexicano, de alguna u otra manera como nación y sociedad hemos caído en viejos vicios ya antes practicados.

Llamémoslo de cualquier manera, pero ante los actos del ciudadano como individuo, la acción colectiva ha sido diferente y muchas veces, mal catalogada. Podemos decir que en general, un nacionalismo crítico, que sirve para generar nuevos rumbos o nuevas realidades, no ha sido  de nuestras fuentes principales.

Para comenzar como estado mexicano, con un proceso de “rehabilitación democrática”, se debe de tomar en cuenta en nuestra terapia, como cualquier otro proceso terapéutico o psicoinspectivo, echándole una hojeada a nuestros principios, a nuestra niñez, la cual como nación la tenemos y abarca mucha parte de nuestra historia.
Contemplando nuestros problemas al exterior y al interior, para ejecutar la misma catarsis que la de cualquier otro proceso introspectivo, ayudaremos a desertar un poco en nuestras malas experiencias y dudas, para hacer del futuro algo más tanteable y positivo.

Algo que me parece increíble de México es su agenda o programación televisiva local, a la cual acceden la mayoría de los mexicanos, que solo tienen para meterle una grapa por la parte de atrás de su Tele, para recibir unos cuantos canales, claro favorecidos por el gobierno o los partidos en busca del poder.
Desde sus telenovelas, conocidas en el extranjero como “Mexican Soap Operas”, hasta sus anuncios publicitarios  de “Telemarketing”, exponen día a día un contenido vacío, anestesiante e incluso retrograda.

El contenido integral de ambas televisoras mexicanas (duopolio económico y de cierta manera educativo, probablemente muchísimos mexicanos le tomen más atención a Tv Azteca o Televisa, que a un libro de Lombardo Toledano o Antonio Caso) es exponentemente nocivo y con un foco prendido ni a medias, en atención gubernamental.

Dos canales que pasan más de 4 horas al día en sus horarios estelares, diferentes programas de pseudonovelas que promueven la enagenación personal  en una ilusión hipnótica e irrelevante, de historias vacías sin ninguna simple moraleja objetiva que aportar, de verdad  es increíble sus famosos “ratings” y los altísimos números que presentan.

También actualmente ambas actúan como factores políticos, de decisiones importantes, en acuerdos o contratos, como instituciones no autorizadas de manipulación electoral y también se involucran entre otras cosas no menos importantes con costosísimas licitaciones, muchas dejando dudas en el tema de la transparencia en los encargos legislativos del estado.

En el internet, con un poco de experiencia te das cuenta que la comunicación en un gran porcentaje es interactiva, pero en un canal abierto de televisión la comunicación o contenido, como le quieran llamar, sale solamente de un emisor y este puede decir lo que quiera, siempre y cuando no falte a algún código de ética que muchas veces simula.  Esto es increíble, por el impacto tan grande que tiene la televisión local, la regulación también aquí debe de ser una responsabilidad democrática y progresiva, tanto de la sociedad civil, como del estado.

Para que si algún día por alguna casualidad nos sientan en el spot de un talk show, con mucha libertad podremos decir, ¡NO LE CREO NI MADRES SEÑORA LAURA!

Twitter: @JuanPabloEMT

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Ecléctico
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